Experiencia increíble , es un lugar mágico y se respira mucha paz. No faltaba de nada en la habitación que además cuenta con cocina. El personal es súper atento y la dueña nos ayudò un montón, es una gran persona, empatica y que te hace sentir en casa. Las clases de yoga son geniales y se realizan en un sitio mágico situado en la parte de arriba del hotel . El desayuno nos encantò y tb sus zumos. Recomiendo totalmente en lugar!
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