Cómo cuando amas tanto que los pequeños defectos pasan desapercibidos,o como cuando regresas a casa y el calor de hogar cala tus huesos ... así me sentí al llegar al Hotel, el evidente paso del tiempo no pudo evitar la magia infinita del lugar, el mar te invita a escuchar y puedes sentir el sentido de pertenencia de sus trabajadores que debajo del nasobuco te reciben con una sonrisa sincera que decora sus ojos,la cinta rosa para recién casados en la puerta de la excelente cabaña junto a la piscina fue una sorpresa exquisita, la comida era sencilla, pero tan bien elaborada que cada bocado era una invitación a recorrer el sitio lleno de historia y vida ...en estos tiempos en que se impone la paz y hemos aprendido a valorar lo que realmente importa , visitar el Viejo y el Mar ha sido una experiencia enriquecedora que nunca olvidaré, solo pienso en regresar y en compartir con todos lo que me hizo sentir mi estancia allí...solo basta con poner el corazón en neutro, el lugar y profesionalismo de la gente que lo trabaja se encargarán de hacer el tiempo memorable!! ❤️
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