Bien el hotel, mal el complejo termal, que se ha vuelto la base de un campamento de casas rodantes. Fuimos a pasar unos días con la expectativa de disfrutar el complejo termal con sus prometidas 9 piscinas y servicios. No pudimos entrar ni una sola vez, siempre repletas a punto tal que parecía un asentamiento. El complejo, que cuenta con el hotel Quinto Elemento, golf, tenis, lago, etc., ha admitido en su predio la presencia de un camping ilimitado, que se instala alrededor de las piscinas y del lago, con mejor vista que la que teníamos los pasajeros del hotel. Alli, despliegan su acampe, usan los baños y vestuarios, cuelgan su ropa, la lavan, enjuagan, escurren, cocinan, llenan los quinchos, hacen una vida multitudinaria y amontonada que impide a los pasajeros del hotel tener un centímetro en las piscinas termales. Sólo es posible usar la piscina que está dentro del hotel, que no es termal. En conclusión, en 5 días no utilizamos las termas, literalmente tomadas por la superpoblación del camping. En el mismo espacio hay, además, una cantidad importante de bungalows que deben compartir los mismos servicios, pero las casas rodantes y carpas son lo que baja el nivel y revienta la capacidad del complejo. El personal del hotel es muy atento, en recepción, comedor, habitaciones. El desayuno está OK, pero la oferta de comedor en almuerzos y cenas es muy limitada. Solo la amabilidad del personal lo salva. Hay dos restaurants afuera, a distancia, uno de ellos muy caro (Los Teros) y otro es más simple (Las Garzas), también hay bar/pizzeria y café, todo alejado del hotel. Las habitaciones son amplias y lindas. Si desalojaran el camping, tal vez volveria.
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