Un hotel con encanto. El personal muy amable. Fuimos un fin de semana y nos encantó el pueblo y los alrededores. Desconectamos mucho. Tienen servicio de masajes en la habitación. El desayuno muy completo pero quizá se podría adaptar a intolerancias o saber qué te van a poner ( ya que cada día cambia). Independientemente de esto, cómo había varias opciones no tuve problema pero me supo mal por dejar alimentos sin consumir. Además todo era producto local. En el precio del hotel estaba incluida la cata de vinos. Si fuéramos con carrito de bebé, hay escaleras y en general el pueblo no es cómodo por las cuestas y empedrado, pero no era el caso, ya que íbamos de finde tranquilo, para hacer senderismo y relajarnos. Repetiríamos sin duda.
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