El lugar está justo en el centro, está a pocos metros de la plaza principal, y de la Sala Quetzalcóatl. El personal del hotel siempre fue muy amable, y resolvió siempre nuestras preguntas.
Por otro lado, encontramos una cucaracha (muerta) debajo de la cama, excepto eso, el cuarto estaba limpio y en buenas condiciones. El estacionamiento es reducido y no hay suficientes cajones para todas las habitaciones; el espacio para maniobrar y acomodar el auto, también es reducido. Creo que en general, el hotel tiene el valor del precio.
Algo que está fuera del control del hotel, pero reduce la experiencia de la visita, es el horrible olor de los dos ríos que están a unas calles del centro. Huele a todas horas, especialmente durante las mañanas.
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