Mi marido y yo tuvimos una estancia maravillosa en este hotel. Desde el primer momento, fuimos recibidos con una calidez que nos hizo sentir como en casa. Quim y Evi, los dueños, son personas encantadoras que cuidan de cada huésped como si fueran parte de su familia. Siempre estaban disponibles para cualquier cosa que necesitáramos y se aseguraron de que nuestra experiencia fuera perfecta. El hotel está impecable, con habitaciones cómodas y una atmósfera tranquila, ideal para desconectar. El desayuno, preparado con productos locales, fue delicioso y lleno de detalles que hicieron nuestra estancia aún más especial.
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