Cenamos, dormimos, desayunamos y almorzamos. La cena espectacular, aconsejo los torreznos con patatas revolconas, la ternera de 10, y los postres caseros, en especial el arroz con leche y la cuajada nos hicieron repetir. El personal amable, salvo una chica rubia de pelo rizado (no sé su nombre) que nos hizo salirnos fuera a terminar de almorzar. Comentarios fuera de lugar, desubicada, un comportamiento que, a decir de otra mesa junto a la nuestra, empañaba el buen hacer del resto. Una pena. El menu del día 29 euros es quizás un poco excesivo pero la calidad quizás lo merece.
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