Sólo estuvimos en el Restaurante, pero el amor que le ponen a los platos que sirven preparados por Jordi, el cocinero, y la elegancia en el trato y simpatía exquisita de la recepcionista, nos dejaron gratamente sorprendidos. Calidad-precio incuperables en la zona (18 euros el menú en día laborable). Un sitio para repetir sin lugar a dudas. Muchas gracias.
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