Mi estancia ha sido maravillosa. En Recepción Andrea, Menchu, Emily, Sandra y Mónica solucionan todo y además, con una sonrisa. María y María de la Fe en el restaurante, rápidas y amabilísimas. María de la Fe me trajo una mini cubitera especial para el Benjamín de Cava, y María me recomendó un rico café. Estos son los pequeños detalles que hacen que la vida sea grande. Felicito también a Cocina: buena comida y estupendo el desayuno. El pan de maíz, ¡un acierto! Nacho es adorable. Mi habitación siempre estaba limpia y recogida. En el Spa, Esperanza y Patricia están pendientes y muy atentas. Y Vanessa, la masajista, es una joya. El Spa es acogedor, ideal. Solo puedo recomendar este hotel. La calidad humana genera, a fin de cuentas, las emociones que perduran y dejan huella. Muchas gracias a todas las personas que me trataron con tanto cariño.
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