Reservamos mesa para almorzar cochinillo o cabrito. El restaurante se encuentra en lo lo alto de una montaña, de acceso complicado, Al llegar nos indican que el restaurante interior está cerrado, solo sr puede comer en la terraza, o en unas mesas altas en el bar,carta inexistente solo hay una pizarra con tres entrantes, un plato principal de ternera y postres. No hay carta de vinos, el agua según indican no es potable, si quieres agua hay que pagarla. Apenas hay comensales pero despues de pedir la comanda el plato principal se ha terminado como alternativa ofrecen un guiso de jabalí, el nivel de la comida es muy normalito, la sorpresa viene con la cuenta 119€ por dos entrantes,un plato principal , botella de agua , botella de vino blanco y dos cafes, un poco excesivo, sin tener en cuenta la actitud de la chef. Justificando la falta de opciones por la falta de clientes, que no es de extrañar, por el trato recibido.
번역