Habíamos reservado para un grupo y, después de haber pagado la reserva, el dueño del hotel nos dijo cuando llegamos allí que no nos iba a dejar estar los días, no le gustó que tuviera pelo largo (imagino) porque si no no me explico cómo después de tener la reserva pagada no te dejen quedarte. Llegamos a las 3:30 y nos dijo que la entrada era sólo a partir de las 4, pero como llovía preguntamos si podíamos estar en la recepción hasta la hora de entrada. Nos dijo que no y después nos anunció que no quería dejarnos pasar las noches reservadas. Afortunadamente conseguimos alojamiento alternativo en el último momento, todo gracias a la simpatía de otra gente en Lobios. El dueño de los apartamentos no rige muy bien, la verdad, y no hacía más que decirnos que “aquí el que manda soy yo”, como si eso le diera algún tipo de justificación moral para lo que hizo. Totalmente a evitar el sitio. Afortunadamente, leo en los comentarios que la manutención de los apartamentos deja mucho que desear, así que me alegro de haber tenido que acabar en otro sitio con muchas mejores condiciones y, sobre todo, trato.
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