Día lluvioso que hizo mi llegada a Oporto ver una ciudad muy triste pero seguía siendo increíblemente bonita.
Susana, la persona encargada del Hostel a mi llegada, fue lo mejor de la estancia, amable, sonriente, me hizo el recordar que, aunque haya días así, el sol siempre está. Repetiré sin duda.
Recomendación: llevar tapones siempre: escoger una habitación femenina par evitar los ronquidos es una ilusión. Nosotras también roncamos😂
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