로스 아케보스 아르리온다스

Genial me encantó

La comida es pésima tirando a hospital de la posguerra. El menú es cerrado y se valora poco el hecho de que no te guste alguno de los platos elegidos por el hotel porque, cual conejo, la opción que te ofrecen es lechuga con dos trozos de tomate y media cebolla. El resto de nuestro viaje culinario se basó en arroz cocido, patata cocida o champiñones al aceite. Los desayunos tristes, bollería industrial y una máquina para tostar el pan que puedes jubilarte esperando. Por favor, es que el tomate natural era de lata para las tostadas y el embutido ya no es que fuera de segunda, era de quinta. Lo se servían como café bien pueden ser los restos de enjuagar los platos ¡Terrible ! La limpieza es francamente mejorable, la ducha que nos tocó en nuestra habitación se salía el agua, se ponía el baño como un estanque de patos. El aire acondicionado, si se puede llamar así, emite tal ruido que puede resucitar a los muertos. Y desde luego, ha habido noches que he preferido tirarme a dormir al suelo que seguir en ese colchón que teníamos en la cama. La almohada... una toalla enrollada es más cómoda. Y como remate sí, se escucha todo en las habitaciones. Se salva el personal de recepción que es súper amable. Por lo demás, y aunque el enclave es estupendo y está todo cerca, no vuelvo ahí así me apunten con una pistola.