Un hotel precioso, muy cuidado, con encanto, combinan muy bien la funcionalidad y actualidad con las cosas antiguas muy bien cuidadas. El desayuno muy bueno, variado, incluido en el precio. Su personal súper amables, dispuestos a agradar siempre. Pablo nos recomendó el museo etnográfico y fue un espectáculo. Si van a Almagro, es algo que no deben dejar de ver. Y además para completar, su ubicación, al lado de la plaza mayor…. No podemos pedir más.
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