드 라 트루차 호텔

¡Fuimos en familia y lo hemos pasado genial! La recepción del hotel, una sala enorme llena de sofás y mesas que conforman rincones chillout, es ideal para leer, descansar o tomar alguna cosa del bar Las habitaciones son muy cómodas y el baño está decorado de forma exquisita. Me remojé dos días en la piscina, situada en plena naturaleza entre árboles y un río, dónde podemos disponer de tumbonas para tomar el sol. Opino una sala d'Spa o un simple yacuzzi le quedaria super bien, ofreciendo más posibilidades durante el invierno. ¡Ah, también pude disfrutar de jugar al billar! Como aspectos a mejorar creo que preció del menú es excesivo para lo que se ofrece y habría que revisarlo.

Hemos estado un fin de semana con amigos y ha sido una experiencia inolvidable, por el hotel en sí, una antigua fábrica de papel moneda excelentemente restaurada y por el trato del personal siempre amable y dispuesto (a pesar de que el hotel estaba al completo). Por último, mencionar el entorno espectacular, nosotros visitamos las pasarelas de la Hoz mala del rio Guadalope, las Grutas de Cristal y el pueblo cercano de Los Molinos, con su cascada de 30 m y el nacimiento del rio Pitarque, todo super recomendable.

El hotel está muy bien, las instalaciones de zonas comunes, las habitaciones y el entorno es fantástico, pero el servicio del restaurante nos decepcionó estrepitosamente ya que no está a la altura en absoluto de un hotel de 4 estrellas, con el agravante de que , debido a su ubicación, resulta complicado desplazarse, sobre todo por la noche, para buscar alternativas mejores. El menú es pobre en opciones, la cantidad escasa, la elaboración muy básica, y el producto en ocasiones, de poca calidad o mal cocinado (judias verdes duras, patatas fritas congeladas, hamburguesa dura y fría por dentro, helados comerciales de postre, ...). El personal del comedor, voluntarioso, pero escaso y sin orden. Pagar 25 euros por este servicio es realmente desproporcionado. Los desayunos podían salvarse, si no fuera porque había que reclamar la reposición de los productos que se agotaban continuamente (pan para tostadas, fiambre, tortilla, ...), faltaba personal y profesionalidad para dar un servicio acorde con el nivel del hotel. Sólo por esta razón no lo recomendaría, una pena...

Es un hotel precioso y las personas que trabajan allí son amables y muy profesionales. ¡Recomiendo la paella del chef! Las habitaciones, junto con su mobiliario, están nuevas y tienen un bar que invita a tomarse algo relajadamente tanto dentro como fuera. Las vistas de la montaña son inexplicables con palabras.

Un entorno espectacular,el trato de el personal excelente,las instalaciones preciosas estilo rústico inmejorable.recomendable al 100% una paz y desconexión total,de verdad que con sitios así merece la pena vivir la experiencia una y otra vez.

La experiencia ha sido estupenda, el entorno, la tranquilidad, la atención de los empleados y la comida excepcionales. Se puede decir que el hotel y el paisaje donde se encuentra es un auténtico remanso de paz y tranquilidad. La cocina es otro aspecto a destacar, casera y de mucha calidad.