로슈 호텔

Teníamos un vale de esas experiencias con una noche y desayuno, estábamos buscando algo cerca de casa, y por los comentarios que vimos nos animamos a ir. Primero, llamamos para reservar y hablamos con Xavi, el alma mater del lugar... en definitiva, el propietario. Le dijimos que teníamos el vale y que queríamos hacer una reserva para dos noches. Inicialmente nos dijo que solo tenía disponibilidad para una noche, ya que el sábado estaba completo. Insistí en que si había alguna cancelación, lo tuviera en cuenta. Al llegar al hotel, nos atendió en persona y nos dijo que tenía una posible solución para las dos noches (me alegró el día), pero quería que primero viéramos la habitación, ya que no estaba renovada y la tenía para emergencias. A lo que accedimos, nos llevó a la habitación y aunque no estuviera renovada, era más que suficiente para pasar dos noches. Además, en una planta donde no había nadie más, es decir, una paz absoluta... Podéis imaginar que dijimos que sí, que nos quedábamos para las dos noches. La habitación era la número 210, de tamaño adecuado, con baño interior y daba a la fachada principal. No os podéis imaginar la calidad del sueño, inmejorable. También ofrecen wi-fi, que funcionaba bastante bien. Para el desayuno, primero tenías que decirle a qué hora irías, no había un horario fijo. Lo mejor fue cuando nos preguntó qué queríamos desayunar, así podías empezar el día bien, comiendo lo que más te gusta. Quiero comentaros que también disfrutamos del servicio de restaurante que ofrecen, y os puedo decir que es un 10, decir que me puse las botas... me entendéis. Comimos y cenamos, y en todas las comidas quedamos satisfechos. Como muestra os puedo decir que probamos: los calçots rebozados, la ensalada de la casa con embutidos, guisantes confitados con butifarra negra, pollo a la brasa, la girella (embutido tradicional de los Pallars y la alta Ribagorza), la tabla de embutidos del país, y sin olvidar los postres... el flan de la Lola, el Músic con acordeón o el espectacular y delicioso Filiberto (100x100 recomendable). Todo muy bueno. Es importante decir que siempre al principio te sirven una tabla con un poco de embutido y queso. Y al final te obsequian con un licor (K6, Limoncello...). ¿Qué más se puede pedir? Nada... nosotros quedamos llenos y contentos. Como os digo, nos sentimos como en casa, pero atendidos, es decir, incluso mejor. No me quería dejar, que le pregunte a Xavi si tenía algún lugar para cargar el coche (llevo un híbrido enchufable) y me dijo que sin problema que lo entrase en el garaje que tienen y que lo podría enchufar. Un bonito hotel con un gran restaurante, y una persona entrañable al frente como Xavi. ¡Seguro que volveremos! ¡Mil gracias, Xavi!"