Una vista espectacular, el descanso maravilloso, la comida muy rica, casera, el menú es limitado pero es entendible por ser Ecohotel. La atención de Yeny fue impecable, al igual que la señora de la alimentación y la joven de los masajes. Un lugar súper recomendado, eso si, la caminata desde el parqueadero al hotel es dura, no apta para personas con movilidad reducida o problemas de rodilla.
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