El sitio es precioso rodeado por un bosque de eucaliptos y robles. Ideal si se va con mascota. El pazo es bonito y muy antiguo. Al llegar tuvimos un problema con la ducha que estaba estropeada, había sido un día de muchísimo calor, y no pudimos ducharnos. En un principio se nos dijo que no podían hacer nada hasta el lunes (ya que era sábado) y les pedimos una solución, evidentemente. Les planteamos la situación y los empleados, literalmente, "se desvivieron" por solucionarlo. María removió Roma con Santiago (nunca mejor dicho) para encontrar fontanero. Jessi nos propuso cambiar de habitación al ver que no se podía solucionar. Montse vino a ver cómo estábamos varias veces y el chico (perdón pero no sé su nombre) nos atendió amablemente. Sois lo mejor del Pazo. Y lo bonito que era despertar por la mañana y escuchar el saludo de María de "Buenos días, ¿cómo habéis dormido?". Y el trato hacia nuestra perrita fue INMEJORABLE. Chic@s, sois "LO MEJOR DEL PAZO".
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