Baba Yaga Atitlan

Desde hace tiempo soñaba con visitar San Marcos, y al buscar hospedaje con vista al lago, encontré el pequeño paraíso que es Baba Yaga. Nos hospedamos en una de las cuatro cabañas —en familia, con mi esposo y mi hijo— y quedamos encantados con la experiencia. Cada detalle del lugar transmite cuidado y amor. Lo que más destaco: La vista al lago es simplemente espectacular, especialmente desde la terraza de madera, ideal para practicar yoga al amanecer o disfrutar del desayuno con un paisaje de ensueño. El piso de madera natural en las cabañas hace una diferencia enorme: cálido, acogedor y mucho más agradable que las típicas baldosas frías que se ven en otros hospedajes de la zona. Consejo importante: ¡lleva linterna! El acceso nocturno requiere bajar una escalera de piedra bastante empinada, y hacerlo solo con la luz del celular no es la mejor idea. Las cabañas 3 y 4 están ubicadas en una parte más elevada del terreno, lo que aporta aún más privacidad y mejores vistas. No te pierdas una caminata a la aldea vecina, San Juan, con su arte local y ambiente auténtico. Conclusión: Baba Yaga es más que un hospedaje; es una experiencia sensorial y emocional. Perfecto para quienes buscan desconexión, belleza natural y ese toque especial que solo algunos lugares logran tener.

La cabaña es preciosa. Todo es muy natural, está bien cerca del lago y podemos bañarnos muy fácil. Los cuartos son bonitos y se duerme bastante bien y la vista es hermosísima. Nos quedamos en la cabaña familiar, y fue un poco complicado el uso del baño. De resto la experiencia fue excelente.