Tuve la suerte de caer en este hostal soñado con vista al Lago Nahuel Huapi, donde sus empleadas nos recibieron con una calurosa bienvenida explicándonos las reglas de la casa. Las áreas comunes limpias y ordenadas, las habitaciones sencillas pero acordes a los precios con vista al Lago nuevamente, donde descansamos a gusto. El ambiente es ameno, la gente muy buena onda y descontracturada. Los chicos nos indicaban donde tomar autobuses, mejores lugares donde comer y hasta te venden la mejor birra artesanal en lata de Bariloche. Volveré!
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