Este hotel es actualmente el “Puerta de Ocaña “, en el que estuvimos alojados a final de junio, día de mucho calor en Ocaña, 35º en la calle, habíamos llegado a las 18 horas después de un largo viaje y necesitábamos descansar en la habitación fresquita que nos habían asegurado que había en el hotel, nuestra sorpresa cuando entramos en la habitación fue que nos quedamos de piedra, pues era tan tremendo el calor que había dentro que nos bajamos al momento a la recepción para que nos cambiaran de habitación, así lo hicieron, nos dieron otra que parecía estar más fresca y aparentemente estaba funcionando el aire acondicionado, aunque también hacía calor, pero no tanto porque estaba orientada a la zona de la calle en donde no daba el sol, después de descansar un poco nos fuimos a cenar y cuando entramos en la habitación a las 22 horas, seguía haciendo más calor que por la tarde, el aire acondicionado estaba funcionando, el termostato marcaba 27,9º, después de estar un rato intentando que el aire saliera más fresco y ver que no era así, bajamos a la recepción, y el joven que ahí estaba de noche se desvivió en intentar solucionar el problema, pero fue imposible después de mirar la temperatura en 5 habitaciones que había vacías, pero en todas marcaba temperaturas diferentes y más altas, así que decidimos quedarnos en la que estábamos y dormir como pudiéramos, y al final lo conseguimos a las 4 de la madrugada y gracias al agotamiento y a que abrimos la ventana para que entrara aire fresco y el ventilador funcionando, y eso que cuando reservamos la habitación nos dijeron que tenían un buen aire acondicionado, pero parece ser que está centralizado y lo ponen a la temperatura que ellos quieran y no a la que el cliente necesite individualmente con el regulador de la habitación, creen que así ahorran dinero porque consumen menos y no se dan cuenta de que se gasta más dinero porque el sistema intenta enfriar y no lo hace , además de perder clientes, porque para pasar calor vale dormir en cualquier lugar
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