La ubicación es inmejorable, aunque llegar allí fue una pesadilla. Probamos 3 GPS diferentes y nos metían por una plaza que no podíamos pasar con el coche. El parking está junto al hotel, pero hay pocos para coches que pesen más de 2000kg o son altos, ya que la mayoría son tipo rampa. La habitación era tranquila aunque con un baño antiguo del que venía un olor extraño. Camas cómodas, almohada muy blanda. En los pasillos no se podía estar de calor y el desayuno era normal. Leí en los comentarios que era abundante, pero es normal. Todos muy amables, en especial el chico del comedor que hablaba español.
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