Me lleve una muy mala impresión cuando le pedimos que nos abrieran la puerta del garaje, ya que uno de nosotros íbamos en un scooter para personas con movilidad reducida, y nos insistieron en bajar al garaje a través de un ascensor exterior, por un pasillo angosto, con lo fácil que era abrir la puerta del garaje que es contigua a la puerta de entrada del hotel. No debía tener muchas luces este recepcionista. Por lo demás, un Ibis con almohadas horribles, caro para ser Ibis y sin más. No lo recomiendo.
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