엘 몰리노 데 라 로페리아(El Molino de la Roperia)

HAY CHINCHES, NO VAYÁIS! Somos de los que se guían por las reseñas pero llegamos a nuestra habitación y vimos que estaba sucia y habían pelos en las sábanas. Después de un par de horas con picores en la cama, nos aparecieron picadas. Mirando el colchón encontramos CHINCHES (adjunto foto). Decidimos irnos a otro hotel y aún así, sin haber dormido ninguna noche en el Molino de la Ropería, el dueño se niega a devolvernos el dinero. Su respuesta ante la demanda que estamos tramitando fue “tengo un amigo en sanidad”. Y ya para colmo la cocina tiene tres dedos de suciedad, pedimos para cenar ahí al llegar al hotel y cambiamos de parecer al ver cómo estaba. Para nada recomendable.

Ha sido la escapada perfecta. Buscabamos un fin de semana de desconexión, en medio de la naturaleza, pero con opciones para visitas más turísticas y sin lugar a dudas este fue el lugar perfecto. Tiene un ambiente mágico, su ubicación junto al río hacen que ese sonido te lleve a la calma más profunda. Los jardines son muy disfrutables y tienen una decoración encantadora, como el resto del molino, con ese salón del té a lo Bridgertons que me tiene fascinada y que es donde dan los desayunos y cenas. Las habitaciones tienen una decoración muy cuidada y a pesar de que hizo frío ese fin de semana, con la climatización y las ventanas que se nota que son nuevas, estuvimos tan a gusto. Nuestra habitación tenía vistas al río y con la hiedra haciendo de marco en la ventana ... nos sentimos en un lugar de cuento. Fue un finde equilibrado entre lo rural y lo urbano: Como está a tan sólo 35 minutos de León, aprovechamos uno de los días para visitar la ciudad, con un buen tapeo incluido. Nos recomendaron unas rutillas por la zona, nos gustó mucho, y una cena allí fue el broche perfecto para la estancia. Gracias por el maravilloso trato a los propietarios y por tener un lugar tan especial y hacernos sentir tan especiales a nosotros también. Volveré.

Lugar encantador, habitaciones preciosas y diferentes unas de otras. Decoración sorprendente y con muy buen gusto. Comedor para desayuno y cenas, pequeño, acogedor, dispuesta cada mesa diferente y personalizada. Trato muy muy amable, pídeles lo que necesites: como en familia. Recomendable a tope!

Ha sido la mejor experiencia de mi vida. Este lugar es fantástico y su personal maravilloso. Profesionalidad a tope mezclado con un gran toque familiar. Volvería aquí una y mil veces más. Me ha encantado

Hotel rural encantador,con habitaciones super acogedoras y bonitas integradas en el bucólico paisaje en el que está ubicado. Jorge, el dueño, maravilloso y educado,te ayuda en todo y te trata como uno más de casa. Fuimos en familia y los días que estuvimos fueron magníficos. Se encuentra al lado de las cuevas de valporquero,así que es un hospedaje fantástico no solo para desconectar de la ciudad ,si no también para hacer rutas de montaña o senderismo. Mencionar el desayuno,comida y cena casera en el mismo hotel exquisitas!

Una casa diferente,peculiar y muy acogedora,la habitación amplia, bonita y sobre todo limpia. El dueño muy amable y atento a todas nuestras peticiones. La comida muy buena,casera y abundante. Sitio para repetir ,además tienes diversas actividades para hacer y visitar.

Es un lugar idílico, nos alojaron en una habitación preciosa cuidada al más mínimo detalle y muy cómoda, teníamos vistas al río, el entorno es una pasada, hicimos senderismo por la zona, es un lugar perfecto para desconectar, súper tranquilo. El desayuno y la cena bastante variada y de calidad, para comer fuimos a Vegacervera que está muy cerquita del Molino. El dueño, Jorge, muy amable nos recomendó rutas de senderismo y restaurantes para ir a comer. Buen fin de semana de descanso, lo recomiendo sin duda, nosotros repetiremos

El lugar nos ha impresionado. Fuimos un grupo de amigos para hacer rutas y visitas las cuevas. La decoración de la casa es bastante peculiar y preciosa a partes iguales. Jorge el director del alojamiento super atento, siempre disponible dando ideas para hacer donde comer. La hora del desayuno nos dejó loquisimos. Un comedor entrañable. Y con desayuno variado. Yo probé un bizcocho de zanahoria que me dejó alucinada. Todo casero los demás tiraron por la tarta de queso. Y todos dijeron que impresionante.

Fui con un grupo de amigos, la casa está al detalle,muchas rutas para hacer y a un paso de la cueva de valporquero. El desayuno está muy bien, en la zona no hay mucha opción está casi todo cerrado., cenamos las dos noches, eso si previa reserva, precio calidad más que recomendable.