Es un hotel extraordinario. Todo nuevo, silencioso, con respeto por todo y con un elegancia y calidad fuera de lo común. La habitación nueva y la cama de otro planeta en tamaño y calidad de sueño. Roland, el anfitrión, un encanto y se nota su mano en todos los detalles, además habla español. El desayuno perfecto en un comedor perfecto a una hora perfecta con una luz perfecta y con compañía perfecta. Los productos excelentes. Hasta el desplazamiento al parking para el coche es de lujo. ES DE ESOS HOTELES QUE TE HACEN SER BUENA Y FELIZ PERSONA
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